SUPERIORA DE LA INSTITUCION.

A los cinco años ingresó al establecimiento como estudiante de lo que ahora se conoce como educación inicial. Y hoy, a sus 70, se mantiene allí como rectora.

La religiosa, oriunda de Ambato, llegó a Guayaquil tras la muerte de su madre, María Vega. En la urbe vivía una tía paterna, hermana de la comunidad de la Providencia y de la Inmaculada Concepción, congregación fundadora de los planteles La Inmaculada que hay a nivel nacional.

En aquella época el establecimiento tenía la modalidad de internado, sistema en el que se mantuvo hasta el quinto año de colegio, cuando surgió su inquietud religiosa, como una curiosidad, dice ella.

“Carmen Barriga, mi amiga, me contó que su hermana Mariana se iba a hacer religiosa, entonces yo fui donde la madre superiora (María Benigna +) a preguntarle si yo podía ser religiosa y ella me dijo que sí, porque yo me preocupaba por los demás”, rememora.

Al terminar el quinto curso fue enviada a Quito para cumplir con el noviciado de dos años. Luego regresó a La Inmaculada de Guayaquil para culminar el sexto año y obtuvo el título de bachiller en Ciencias Comerciales.

Ya a su retorno, como monja, se quedó en la institución por 18 años. Ejerció como profesora de Ética, Lógica y Psicología de las alumnas de primero y segundo de bachillerato y como directora de la primaria.